Imagen: Salmones muertos. Crédito:
Radio Bio Bio Chile
Recuerdo que en 1972 se
estrenó en el Teatro Antonio Varas la obra teatral “Chiloé cielos cubiertos”,
la cual fue probablemente la obra con mayor carga poética de María
Asunción Requena; que contó con la composición musical de Luis
Advis y la colaboración de Margot Loyola. La obra fue muy bien recibida tanto
por la crítica como por el público, destacándose la belleza en la forma de
representar el ambiente y las tradiciones de la región.
Hoy, la Isla de Chiloé esta
en las principales noticias del país debido a un tipo de acción marítima que
involucra el futuro de Chile y tal vez de la humanidad. Chiloé más que nunca se encuentra con sus
cielos cubiertos, no de nubes, sino de las nubes que provocan las malas
políticas sociales y económicas, que permiten el envenenamiento de las aguas
marinas que entrega el sustento de la población chilota. Es lo que han
denominado marea roja.
¿QUE ES LA MAREA ROJA?
Los medio de comunicación, han
dado gran cobertura al tema de la muerte de peces y moluscos, informando que se
debía a la marea roja,
incorporándola como responsable de esta
varazón de peces en la zona, y que sería
la responsable de la mortandad que incluye también a moluscos, aves y animales
marinos.
Cada medio explica según su
punto de vista que la marea roja es tal o cual cosa.
Esta entrada la dedico al
tema con el propósito de aportar a que es esta marea y apoyar a todos los chilotes que
ven cernirse en el horizonte, oscuros nubarrones de un temporal que
afectará a esta hermosa zona a la cual
no se le ha dado la verdadera importancia que se merece.
La zona y por consiguiente Chile,
sufre uno de los desastres ambientales y
sociales más graves de su historia. Varias especies de moluscos, además jaibas,
aves y lobos marinos, han aparecido muertos en las playas de la Isla Grande de
Chiloé. Si bien existe el consenso científico de estarse enfrentando a un
episodio grave de marea roja, esto ocurrió después de que se desechasen en el
mar, alrededor de nueve mil toneladas de salmón en descomposición, y
aproximadamente 20 mil toneladas de sardinas en mal estado.
Esta crisis tiene una dimensión
inédita, por cuanto, el mar es la fuente de trabajo, subsistencia y
desarrollo social y cultural de los pescadores de la Isla de Chiloé y sus alrededores.
Lamentablemente el gobierno
chileno no solo autorizó verter los desechos de pescado en mal estado,
procedentes de las industrias salmoneras, que lo hace sumamente peligroso, como tampoco informó en
forma transparente y suficiente a la comunidad chilota y al país en general
sobre el potente impacto y sus reales causas.
El 14 de marzo de 2016 en un
documento de la Armada y Sernapesca, autorizaron a las empresas pesqueras, el vertimiento de 9.000 toneladas de salmones descompuestos en alta
mar.
Las empresas beneficiadas a inicios de marzo con esta
autorización, fueron AguaChile S.A, Aguas Claras S.A., Granja Marina
Tornagaleones & Trusal S.A., Productos del Mar Ventisqueros y Australia Mar
en la jurisdicción marítima de Puerto Montt.
Según Sernapesca, la
operación se hizo dentro de las normas correspondientes y esto habría gatillado
la mortalidad de salmones debido a la floración de microalgas nocivas como la
Chattonella sp., y la Leptocylindrus.
La mortandad masiva afectó a
45 centros de cultivo, y comenzó entre el 21 y 27 de enero, produciéndose
una afloración explosiva de la de la
microalga Chattonrlla sp., desde el 22 de febrero.
El 24 de marzo la mortalidad
fue retirada.
Según las autoridades, más
del 50% se destinó a plantas reductoras, más del 30% a vertederos y sólo cerca
de un 13% fue vertido al mar.
A la situación anterior, se
tienen que agregar las toneladas de sardinas muertas en la desembocadura del
río Queule, cuyo olor putrefacto impregnaba la zona, obligando al gobierno de
Chile a declarar el viernes 08 de abril de 2016 “zona de riesgo sanitario
inminente”.
Es la segunda vez que sucede
en menos de un mes y aun las causas se
desconocen. Las autoridades dicen que se trata de 1.200 toneladas, pero los
pescadores y vecinos hablan en los medios locales, que la cifra de sardinas
muertas asciende a unas 40.000 toneladas.
Durante una inspección
aérea, las autoridades confirmaron la concentración de sardinas varadas en más
o menos siete puntos de la bahía de Queule.
Laura Farías
Oceanógrafa del Departamento de
Oceanografía de la Universidad de Concepción
ha explicado algunas de las eventuales causas: “A un recurso pelágico (de las aguas superficiales) como las sardinas,
les puede afectar los cambios bruscos de temperatura, la salinidad o la falta
de oxígeno (asfixia); no se han observado anomalías respecto a estas variables”.
Al mismo tiempo agrega “Tampoco el
fenómeno de El Niño parece tener injerencia, pues la zona donde aparecieron los
peces está muy lejos del Océano Pacífico Ecuatorial y no se han detectado
fenómenos semejantes a lo largo de las costas de Perú o Chile”.
Uno de los eventuales
desencadenantes podría estar relacionado con la dieta de las sardinas; la
científica advierte: “Dada su forma de
alimentarse que es herbívora, podría deberse al consumo de fitoplancton
tóxico”.
Entonces, ¿cómo evitar este
tipo de catástrofes? La científica comenta: “Predecirlas
es muy difícil, solo se puede determinar la causa-efecto si se realiza un
monitoreo continuo”. De acuerdo con la oceanógrafa, una vez que sucede el
desastre “es muy difícil determinar si
fueron causas naturales o antrópicas (por la acción humana)”.
De acuerdo a lo expuesto,
¿Por qué se centraliza toda la información oficial que los eventos sufridos por Chiloé y otras zonas del sur se
deben a la marea roja?
Normalmente se entiende que
la marea roja es un fenómeno natural
provocado por el incremento numérico de alguna o algunas microalgas en el agua,
las cuales, por ser el alimento de los organismos marinos, como los moluscos
bivalvos, estos pueden provocar daños en la salud de los seres humanos que las
consumen; a esta situación se tiene que
agregar las pérdidas económicas en la acuicultura y en la actividad extractiva.
En el mar, las microalgas
constituyen la base de la cadena alimenticia por ser el principal alimento de
las especies de moluscos filtradores.
Bajo ciertas condiciones
ambientales, como la temperatura del agua, la salinidad, luminosidad y
disponibilidad de nutrientes, proliferan en forma explosiva, provocando un
fenómeno conocido con el nombre de Floraciones Algales o Bloom, los que
generalmente, son beneficiosos para la vida marítima.
Sernapesca ha sostenido que
en la zona donde se realizó la operación, no existen áreas marinas ni áreas silvestres protegidas y que
tampoco se desarrollan actividades de pesca extractiva. Asimismo, agregan, la
zona en cuestión está suficientemente alejada de la costa, fuera de la
plataforma continental a unos 128,7 kilómetros (80 millas) náuticas al oeste
del Faro Corona, y cuenta con una profundidad de 3.600 metros. Sernapesca
agrega que el punto de vertimiento se encuentra en el talud continental y muy
cerca de la fosa, y que las condiciones de profundidad de ese sector hacen que
el material que se deposita, sedimente rápidamente hacia aguas más profundas;
efecto físico que disminuye la probabilidad de que aguas superficiales
arrastren parte de ésa materia orgánica hacia la costa. Esta es la respuesta
oficial de Sernapesca a los cuestionamientos respecto a que exista un efecto
producido por el vertimiento.
La realidad es bastante
diferente, porque las floraciones pueden provocar grandes cambios en la
coloración del agua debido a que las microalgas poseen pigmentos (que les
permiten realizar la fotosíntesis), tomando las aguas colores rojo, amarillo,
verde o café, razón por lo cual estos fenómenos son conocidos mundialmente como
“mareas rojas”.
En algunos casos, las Floraciones Algales Nocivas (FAN)
pueden ser consideradas como tóxicas o no tóxicas.
Las FAN del tipo no tóxico corresponden a floraciones de microalgas que
debido a su repentino incremento numérico, afectan la disponibilidad y/o captación de oxígeno, provocando eventos
de mortalidad en peces y otros organismos.
Y ¿Los moluscos infectados
se pueden comer? Claudia Torrijos, bióloga marina ha explicado que no existe
ninguna señal que permita identificar los moluscos dañados; además agrega, “tampoco sirve hacerlos cocidos, porque la
toxina no se va y si se come, puede acarrear la muerte de quien la come”.
También explica que los
moluscos filtradores, como las almejas, no se deben comer, al igual que los de
dos conchas como los picorocos, pero si se pueden comer las jaibas, los erizos,
y los pescados (menos las sardinas y
anchovetas) por cuanto estos no comen microalgas.
Los mariscos que se
alimentan de microalgas van acumulando toxinas, a los mariscos no les
pasa nada, pero si a un ser humano si los come, puede morir.
La bióloga marina C.
Torrijos también explica “no tiene nada que ver con la marea, la cual
tampoco es roja, por cuanto en algunas ocasiones puede ser roja, como también café, verde o incolora. Lo correcto sería
decir que es una floración de microalgas”.
Eugenio Spencer, académico
de la Universidad de Santiago y Director del Centro de Biotecnología Acuícola
del plantel, ha señalado que estos fenómenos con mortalidad masiva tienen que
ver con el Fenómeno del Niño, el
cual ha generado condiciones en el agua y de luminosidad, que han permitido la
aparición de la microalga que los mató. Ha dicho: “No existe ninguna evidencia científica que permita relacionar la
mortandad de salmones con la aparición de la marea roja, es como tratar de
relacionar el clima con la ocurrencia de un temblor”. Y agrega “Que algunas cepas de microalga Alexandrium
catenella producen una neurotoxina que está entre otras cosas, produciendo
parálisis respiratorias”.
En tanto la bióloga Torrijos
afirma que “La presencia de esa alga hace
que disminuya la cantidad de oxígeno en el agua y como están en una jaula, los
salmones se mueren. Paraliza todo el
sistema muscular del cuerpo, partiendo como un hormigueo en las manos y en tres
horas pueden fallecer. Entre otras cosas, produce parálisis respiratoria. Es
algo bastante serio. También los afectados pueden tener una fuerte diarrea”.
A lo anterior, se deben
agregar múltiples denuncias sobre otros vertidos ilegales en la zona. Es
necesario que exista una política real
desde el estado hasta el hogar más humilde, de respetar la
naturaleza, el mar no es vertedero. La basura no debe botarse al mar, cada día
se conocen más noticias de que en diversos lugares del planeta se encuentra
pruebas irrefutables de como los seres humanos envenenan los mares. Últimamente
en playas europeas se han encontrados ballenas muertas con 20 o más kilos de plástico
en sus estómagos.
El gobierno chileno debe
fiscalizar, involucrar e informar a toda la comunidad y garantizar con planes
concretos en el corto y largo plazo para que hechos como estos jamás vuelvan
repetirse.
El tema no ha terminado,
solo es su comienzo, ojalá que las soluciones no queden en los buenos deseos.
El enfrentamiento es con empresas de grandes capitales; sin embargo, el capital
humano es superior ante un futuro global
bastante inestable. No cooperemos a destruir el único hogar que los seres
humanos tienen, el planeta Tierra, quien nos ha permitido utilizarlo para vivir.
Bibliografía: