Imagen de radiografía de cadera obtenida antes de realizar la cirugía para implante de una prótesis. Se puede ver la artrosis de la cadera con desaparición del espacio existente en la articulación que corresponde a una pérdida del cartílago o superficie de la articulación. También se observa la superficie más blanca debido a un crecimiento excesivo del hueso junto a una deformación de la cabeza que pierde su forma esférica. (Crédito: CirugíaArticular.com)
A
medida que la persona envejece, en idioma popular se dice que comienzan los
“achaques” debido al desgaste natural del cuerpo humano; entre estos males uno
de ellos adquiere suma importancia al provocar una dolorosa inmovilidad. Es
cuando aumenta la frecuencia de la artrosis de cadera debido al desgaste del
cartílago articular entre el fémur y la pelvis, produciendo roce y luego la
deformación de los extremos óseos. Esta situación provoca dolor y luego
limitación de la movilidad.
No sólo la edad es factor que hace aparecer la artrosis, también lo hace el uso
y algunas patologías locales y generales. La cadera joven presenta un cartílago
liso, grueso y de color acerado; con el uso,
disminuye de espesor, se hace opaco, pierde elasticidad, es menos brillante
y adquiere un color amarillento. En una observación más detenida, se descubre
un cartílago fibrilar, incluso con pequeños desprendimiento de la superficie.
Quienes
padecen de artrosis a la cadera, la describen
como uno de los dolores más fuertes que puede resistir un ser humano.
Una molestia que ni el descanso es capaz
de aliviar y que de forma inevitable conduce a la pérdida de la movilidad.
La
artrosis de cadera es una enfermedad degenerativa. El cartílago articular, una capa más blanda que el hueso,
recubre la superficie de la articulación; al debilitarse produce roce y luego
la deformación de los extremos óseos, ocasionando dolor, inflamación, rigidez y finaliza limitando la capacidad de
moverse.
Es
difícil identificar su causa, existen factores que predisponen. Muchas veces se
debe a secuelas de problemas en la infancia, como displasia o pinzamiento de
cadera, infecciones osteoarticulares y enfermedades reumatológicas.
La
señal más convincente de la aparición de la artrosis es el dolor, en especial,
al caminar trechos cortos; esta pérdida de movilidad incide en cosas habituales que se hacen, por ejemplo,
abrocharse los zapatos, ponerse calcetines, etc.
Revertir
la situación es bastante difícil, los tratamientos se concentran en controlar
su identificación y avance mediante la administración de analgésicos y
antiinflamatorios que disminuyan la sintomatología. Cuando la situación dolorosa lo
justifica, queda la opción de una
intervención quirúrgica que consiste en la colocación de una prótesis total de
cadera, mediante la cual desaparece el malestar y mejora la movilidad.
La
artrosis de cadera siendo difícil de detectar anticipadamente, es bueno que
cada persona ponga atención a síntomas como el dolor inguinal y lateral de la
cadera, limitación al moverse, limitación de actos cotidianos, dolor de rodilla
y columna (que se debe a la rigidez articular).
Como
prevención, la baja de peso es importante.
Recordemos
que en la actualidad no existe ningún tratamiento que pueda curar la artrosis
en sus diferentes facetas (cadera, rodillas, mano, dedos) pero sí para el
alivio de los síntomas y el retraso de la evolución.
Y
eventualmente, en el caso de artrosis de cadera o de rodillas, si la articulación está muy desgastada, puede reemplazarse con
una prótesis,
Fuente:
Revista Salud U.C. / Cirugía Articular/ Red Salud UC