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domingo, 18 de mayo de 2014

EN EL ÁRTICO AUMENTA EL DERRETIMIENTO DEL HIELO


Vídeo: La duración de la temporada de fusión de hielo marino del Ártico está creciendo varios días cada década, y un inicio más temprano de la temporada de deshielo está permitiendo que el Océano Ártico absorber suficiente radiación solar adicional en algunos lugares para derretir hasta cuatro pies del espesor de la capa de hielo del  Ártico.

En mis entradas anteriores relacionadas como el calentamiento global está afectando a la Antártica, se ha mostrado donde los glaciares se están derritiendo como sucede, por ejemplo, con el Glaciar Pine Island, influyendo en los océanos Pacífico y Atlántico; también en el Ártico esta sucediendo.
Ahora presento una investigación efectuada por el Centro Nacional de Datos sobre la Nieve y el Hielo (National Snow and Ice Data Center, o NSIDC, por su sigla en idioma inglés) y de la NASA  relacionada al aumento del derretimiento de los hielos del Ártico, el cual ya se extiende por varias décadas.

Según la última información obtenida, la temporada de derretimiento se inició antes y está provocando que, en algunos lugares, el océano Ártico absorba la radiación solar adicional suficiente como para derretir hasta 1,20 metros (4 pies) el espesor de la capa del casquete de hielo del Ártico.
“El Ártico se está calentando y está causando que la temporada de derretimiento dure más”, dijo Julienne Stroeve, una científica de alto rango del NSIDC, ubicado en Boulder, quien también es una de las autoras principales del nuevo estudio, el cual ha sido aceptado para su publicación en la revista científica Geophysical Research Letters. “La prolongación de la temporada de derretimiento está permitiendo que se almacene más energía del Sol en el océano y que aumente el derretimiento del hielo durante el verano, debilitando de este modo la cubierta de hielo marítima”.
Mosaico de imágenes del hielo marino en la cuenca canadiense, tomada por el Sistema de cartografía Digital de la Operación Ice bridge el 28 de marzo de 2014. Crédito: Sistema de mapeo Digital /NASA Ames

El hielo del mar en el Ártico se ha reducido abruptamente durante las últimas cuatro décadas. La cubierta de hielo del mar se está encogiendo y también está adelgazando, lo que hace pensar a los científicos que este siglo, durante el verano (boreal), podría haber un océano Ártico sin hielo. Según los registros satelitales, en los últimos siete años se han producido em septiembre las siete extensiones de hielo marítimo más bajas.

Para estudiar el inicio de la evolución del derretimiento del hielo marítimo y las fechas de congelamiento desde 1979 hasta el presente, el equipo de Stroeve utilizó datos de los sensores de microondas pasivos proporcionados por el Radiómetro Nimbus-7 de Microondas con Barrido Multifrecuencial (Nimbus-7 Scanning Multichannel Microwave Radiometer, en inglés), de la NASA, así como del Generador de Imágenes y Sensor Especial de Microondas y del sensor SSMIS, colocados a bordo de la nave espacial del Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa (Defense Meteorological Satellite Program, en inglés). Cuando el hielo y la nieve comienzan a derretirse, la presencia de agua provoca picos en la radiación de microondas que emiten los copos de nieve, y esto es lo que detectan estos sensores.

Los resultados demuestran que, a pesar de que la temporada de derretimiento se está alargando en ambos extremos, con un precoz derretimiento que comenzó en la primavera (boreal) y un tardío congelamiento que se produjo en el invierno (boreal), el fenómeno predominante que prolonga el derretimiento es el inicio tardío de la temporada de congelamiento. Algunas áreas, como los mares de Beaufort y Chukchi, se están congelando entre 6 y 11 días más tarde por década. Aunque las variaciones en el inicio del derretimiento son más pequeñas, el ritmo del comienzo de la temporada de derretimiento tiene un impacto mayor sobre la cantidad de radiación solar que absorbe el océano porque coincide con el momento en el cual el Sol está más alto y brilla más en el cielo del Ártico.
A pesar de las grandes variaciones regionales en el inicio y en la finalización de la temporada de derretimiento, la temporada de derretimiento del Ártico se ha extendido, en promedio, 5 días por década desde 1979 hasta 2013. Los investigadores calcularon el aumento de la radiación solar absorbida por el hielo y el océano en el periodo que va desde 2007 hasta 2011, que en algunas zonas del Océano Ártico exceda de 300 a 400 megajulios por metro cuadrado, o la cantidad de energía necesaria para diluir el hielo por un adicional de 3.1 hasta 4.2 pies (97 a 130 centímetros).
Los aumentos en las temperaturas superficiales del océano, combinado con la atmósfera del Ártico producen el calentamiento debido al cambio climático, retrasando  la congelación hasta el otoño.  "Si las temperaturas del aire y del océano son similares, el océano no va a perder el calor de la atmósfera tan rápido como sería cuando las diferencias son mayores", dijo Linette Boisvert, co-autor del trabajo y un científico de la criosfera en el Goddard. "En los últimos años, el contenido de calor del océano superior es mucho mayor de lo que solía ser, así que va a tomar más tiempo para refrescarse y para la congelación de comenzar."

Fuente: Ciencia@NASA / Nota de prensa de Ciencias de la Tierra del Equipo NASA (María José Viñas) /

AVES MIGRATORIAS DESORIENTADAS POR DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS



Por primera vez, un equipo de investigación de la Universidad de Oldenburg de Alemania, liderado por el biólogo y  Profesor Lichtenberg Dr. Henrik Mouritsen, han demostrado que la brújula magnética de un determinado tipo de aves falla por completo cuando estas están expuestas a las interferencias electromagnéticas que provocan los dispositivos electrónicos que usamos a diario, como ser las ondas de radio AM utilizadas en la comunicación electrónica. Esta circunstancia sucede incluso si estas señales son muy débiles. Estos resultados deben hacer pensar en los efectos potenciales que estas interferencias pueden influir en el actuar de los seres humanos, señalan los científicos.


Esta circunstancia sucede incluso si estas señales se encuentran solo a un milésimo por debajo del valor límite definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como inofensivo. 
Hasta ahora, se pensaba que por debajo de ese valor umbral, la contaminación electromagnética no tenía impacto en los procesos biológicos. 

Tras 7 años de investigación, estas conclusiones lograron ser definidas por 9 científicos de la Universidad de  Oldenburg, en colaboración con Peter J. Hore, de la Universidad de Oxford. Los resultados del estudio han aparecido publicados en la revista Nature del 15 de mayo de 2014. 
"En nuestros experimentos hemos podido documentar un efecto claro y reproducible de los campos electromagnéticos de origen humano en un vertebrado. Esta interferencia no se deriva de las líneas eléctricas o de las redes de telefonía móvil", explica uno de los autores de la investigación, Dr, Henrik Mouritsen, en un comunicado de la Universidad de Oldenburg.
En realidad, dicha interferencia la producirían principalmente los dispositivos electrónicos, según Mouritsen, los efectos de los campos electromagnéticos de estos aparatos, aunque débiles, son notables, pues "interrumpen el funcionamiento del sistema sensorial completo de un vertebrado superior sano".

Como la mayoría de los biólogos que estudian la magneto-recepción, el  coautor del informe Henrik Mouritsen solía trabajar en sitios rurales alejados de las ciudades que están repletas de ruido electromagnético; y en 2002, se trasladó a la Universidad de Oldenburg, ciudad alemana de alrededor de 160.000 personas,  con el propósito de utilizar parte del trabajo, en la identificación de la zona del cerebro en la que se procesa la información brújula.
Los biólogos lo han demostrado en numerosos experimentos, en los que se probaron las capacidades de navegación de las aves. "Nos quedamos sorprendidos cuando petirrojos que tienen casas de madera en el campus de la Universidad de Oldenburg fueron incapaces de utilizar su brújula magnética", explica Mouritsen. 
Durante unos 50 años se ha sabido que las aves migratorias utilizan el campo magnético de la Tierra para determinar su dirección migratoria.
Mantuvo a petirrojos europeos migratorios ( Erithacus rubecula ) dentro de cabañas de madera - un procedimiento estándar que permite a los investigadores estudiar la navegación magnética mientras se aseguren de que las aves no estén recibiendo señales procedentes del Sol o las estrellas; pero se encontró con que en el campus de la ciudad, los pájaros no podían orientarse en su dirección migratoria adecuada.
"He intentado todo tipo de cosas para hacer que funcione, y no he podido hacer que funcione," Mouritsen dice, "hasta que un día se nos exhibió una cabaña de madera con aluminio".
Entonces, junto a Nils-Lasse Schneider, un electrofisiólogo e investigador del mismo grupo, se le ocurrió cubrir las casas de madera con láminas de aluminio y las conectaron eléctricamente a tierra eliminando así el ruido electromagnético en frecuencias que van desde 50 kilohercios de 5 megahertz - que incluye el rango utilizado para las transmisiones de radio AM.

Enlace al vídeo: Lost in Migration

El efecto fue asombroso: de repente, los problemas de orientación de los pájaros desaparecieron. "Nuestras medidas de las interferencias indicaron que habíamos descubierto accidentalmente un sistema biológico que es sensible al ruido electromagnético antropogénico, en un rango de frecuencia de hasta cinco megahercios", afirma Mouritsen, y añade:“Lo sorprendente de todo esto, es que la intensidad de la interferencia estaba muy por debajo de los límites definidos por la Comisión Internacional sobre Protección Frente a Radiaciones No Ionizantes  y la OMS”. 

El apantallamiento redujo la intensidad del ruido por aproximadamente en dos órdenes de magnitud. En esas condiciones, las aves fueron capaces de orientarse.
Cuando el equipo desconectaba la toma a tierra, las placas de aluminio no lograron mantener el ruido artificial, y los petirrojos no podían encontrar su camino.
Para probar si el ruido electromagnético era responsable, los investigadores lo simularon utilizando un generador de señales disponibles en el mercado, los pájaros volvieron a desorientarse.

Considerando la potencial importancia del hallazgo, Mouritsen y su equipo llevaron a cabo un gran número de experimentos para obtener más pruebas del efecto observado.
"A lo largo de siete años, hemos llevado a cabo numerosos experimentos y hemos recogido evidencias fiables, con el fin de tener la certeza absoluta de que en realidad existe este efecto". 

Los resultados obtenidos demuestran que en cuanto se detiene la interferencia electromagnética, la capacidad de orientación magnética de las aves se recuperó. Si la situación era la contraria, se volvía a introducir dicha interferencia, las aves perdían de nuevo su capacidad orientativa. 
Por otra parte, los científicos fueron capaces de definir que las interferencias electromagnéticas de banda ancha omnipresentes en los entornos urbanos, también afectaban a los pájaros. Esta afectación sería menor en entornos rurales. 


"Por tanto, el efecto del ruido electromagnético antropogénico sobre la migración de las aves está localizado. Sin embargo, estos resultados deben hacernos pensar tanto en la supervivencia de las aves migratorias como en los efectos potenciales de estas interferencias en los seres humanos, algo que aún no se han investigado", concluye Mouritsen.
Fuente: Tendencias 21 /Nature