Imagen del cerebro - crédito: imágenes Google
¿Que hace que una
persona se convierta en adicta y otras no ; es la pregunta clave en
una sociedad en la de acuerdo con el VIII Estudio de
Drogas en Escolares, las y los adolescentes comienzan a consumir alcohol
entre los 13 y 14 años.
Para
entender las adicciones, es necesario considerar el contexto en el cual
vivimos. Estamos en una sociedad saturada de estímulos donde el placer es
altamente valorado, pero a la vez se vive con un nivel de estrés cada vez más
alto.
Estos
hechos, son los que ponen a prueba la salud de nuestro cerebro, nuestro sistema
nervioso y por supuesto, nuestras emociones. Todo influye en su
desarrollo, las expectativas personales, la cultura postmoderna, lo
valores y la exigencia laboral.
¿Pero
que pasará las /l os más jóvenes?¿Son edades más vulnerables a
las adicciones?
La
adolescencia implica una serie de cambios en muchos niveles: físicos,
emocionales, psicológicos, sociales, mentales, del crecimiento y cerebrales,
los que nos llevan a cambiar nuestra manera de pensar actuar
y percibir modificaciones en las que el cerebro tiene un fundamental
rol.
Durante
bastante tiempo se creyó que la niñez era el momento más importante en la
formación del cerebro; sin embargo, nuevas investigaciones confirman que
durante la adolescencia, las conexiones nerviosas deben cambiar para adaptarse
a lo que ocurre en su entorno. Este es un punto crucial en la cual la
materia gris del cerebro pasa a ser materia blanca. Recordemos que llamamos
materia o sustancia gris aquellas zonas del sistema nervioso central
integradas, principalmente, por zonas neuronales y
dendritas carentes de mielina. En la infancia, la materia gris se
incrementa, pero en la adolescencia disminuye al convertirse en materia blanca,
ya que al recubrirse de mielina, toma ese color.
Por
lo tanto, es un importante cambio, ya que el cerebro comienza a organizarse de
forma más eficiente y la mielina permite un aumento en la velocidad de
trasmisión de las señales neuronales.
En
esta etapa de la vida, el cerebro madura en diferentes áreas, pero de distintas
maneras; la parte motora y sensorial se consolida antes y las
involucradas en el planeamiento y toma de decisiones no llegan a la adultez
hasta pasados los 20 años. Así es como un adolescente que físicamente puede
parecer adulto, su madurez emocional no corresponde a su aspecto. Pero esta
maduración del cerebro también es un momento vulnerable, porque las conexiones
que se relacionan con las emociones están cambiando, generando un
tiempo de inestabilidad, fértil campo para enfermedades como
la depresión y las adicciones.
Cuando
aumenta el nivel de dopamina en el cerebro, se vive una sensación
de euforia el sistema líbico activa los circuitos de placer y
desactiva los circuitos del malestar, con lo que se va condicionando nuestra
conducta, sin embargo, estos no están diseñados para ser estimulados
indirectamente mediante químicos y reactivos como las drogas.
La cocaína y anfetaminas actúan directamente
sobre el cerebro aumentando la reabsorción de dopamina por parte de las
neuronas, generan excitación, alerta, sensación de poder, euforia y
desinhibición extrema.
La
nicotina libera adrenalina, manteniendo al cerebro en un estado de alerta y
preparado para el peligro; la cafeína se fija a los receptores de
adenosina, neurotransmisor de efecto sedante, impidiendo el relajo
previo al sueño. Este nos lleva a un estado de alerta que libera adrenalina y
manipula la producción de dopamina, revistiendo los demás efectos de una
sensación de bienestar.
El
cerebro está expuesto a estos circuitos y por ello es muy
difícil dejar la adicción; no es un tema solo de voluntad, sino un problema que
afecta los perímetros neuronales y la fisiología básica del cuerpo, asociados
con los centros del placer y del dolor.
Dentro
de los factores de riegos que pueden potenciar las adicciones están: Factores
genéticos, factores sociales, factores ambientales y la etapa del desarrollo de
la adolescencia.
Entre
las adicciones, también se encuentran algunas bastante curiosas, como
ser, adicción al trabajo, al juego, al chocolate y a navegar por Internet.
Son procesos que generan sensaciones muy similares al de la droga, pero
en otro contexto.
El
juego es un comportamiento compulsivo en el cual se pierde el control y el
cerebro no puede detenerse gestionando comportamientos exagerados para
recuperar lo perdido en las apuestas; el chocolate interfiere en los centros de
placer del cerebro con la diferencia de no es necesario aumentar la dosis como
en las drogas adictivas y navegar por Internet afecta la micro
estructura cerebral, las fibras de la sustancia blanca que
conectan diversas áreas del cerebro, implicando ansiedad, falta de
atención, problemas en la toma de decisiones, dificultades cognitivas y
también en la relación con las demás personas.
¿Que
hacer para evitar las adicciones? Los gobiernos gastan altos presupuestos para
frenar las adicciones; sin embargo, este fenómeno depende de variados factores
que requieren políticas publicas multidisciplinarias.
Al
conocer nuestro cerebro y saber como funciona, que nos genera placer y porqué,
se podrá explicar a las / los más jóvenes el origen de
las adicciones y porque es tan importante protegerse en ese periodo
de la vida.
Fuente:
Boletín Explora Nº48 (Publicación del Programa Explora Conicyt)
Más
información (para los profesores) en Nedaeduca del Grupo Milenio.