Esta ciencia propone que solo se aprende lo que llama la atención y genera emoción.
Todo aquello que conduce a la adquisición de conocimiento
requiere de la emoción. Esa es una de las premisas de la Neuroeducación , una
ciencia que pretende romper viejos paradigmas de la educación actual y proponer
otros modelos más respetuosos y ‘amigables’ con los alumnos.
Francisco Mora (Elche, España, 1951), doctor en Neurociencia por
la Universidad
de Oxford y catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense
de Madrid, es el autor del libro Neuroeducación, en el que explica en qué
consiste esta ciencia y la potencialidad que tiene para propiciar una reforma
en la educación. Según Mora, los profesores han de ser conscientes de la
importancia de la emoción como vehículo de sus palabras si desean que estas
alcancen de lleno a sus alumnos, y prácticas actuales como la transmisión de
conceptos cognitivamente complejos “de modo aséptico, desconectados de
significado emocional”, deben ser abandonadas para evitar el fracaso escolar.
El agobio mental que, según la Neuroeducación ,
sufre un niño estresado pone en marcha un proceso “insidioso” que puede afectar
estructuras de su cerebro, como el hipocampo, y repercutir en su proceso de
aprendizaje y memoria y en su evolución emocional.
Frente a esta situación, que puede provocar en el escolar
falta de sueño, irritabilidad y desatención, una de las mejores soluciones,
según diferentes estudios, es la práctica del ejercicio físico, una teoría
antiguamente desechada y que ahora se ha demostrado que rebaja las respuestas
estresantes y cambia la configuración del cerebro en las áreas que tienen que
ver con el aprendizaje y la memoria.
Según explica en su libro Francisco Mora, la Neurociencia
cognitiva ha constatado, gracias al estudio de la actividad de las diferentes
áreas del cerebro, que solo se puede aprender aquello que llama la atención y
que genera emoción. Desde esta perspectiva, la Neuroeducación ,
basándose en los datos de la investigación científica, estudia cómo interactúa
el cerebro con el medio que le rodea en relación con el aprendizaje.
Este reconocido divulgador científico y referente de la
neurociencia, que también imparte docencia en la Universidad de Iowa,
en EE.UU., y ha publicado más de una veintena de libros, se muestra convencido
de que la
Neuroeducación será el eje de la docencia en el futuro, y que
“no hay razón sin emoción”, lo que le lleva a aseverar que hay que emocionar
para enseñar, una asignatura pendiente entre la mayoría de los formadores, que
deberán aprender a fomentar la curiosidad entre sus alumnos.
Una de las constataciones de la Neuroeducación es
que además de que las emociones y el ejercicio físico mejoran el aprendizaje,
es importante la práctica continua para progresar, así como la necesidad del
juego para cultivar la autoestima y desarrollar la creatividad. Lo mismo que las
actividades artísticas para mejorar el cerebro.
Compilado de El Tiempo [sept.2013] / EFE Reportajes