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martes, 5 de agosto de 2014

DEFAUNACIÓN DEL ANTROPOCENO – PARTE 2


Los seres humanos desde que se desarrolló la inteligencia, comenzaron a sentirse los reyes de la creación;  considerando que apareció solo en los últimos 100.000 años, se apropiaron de todo lo generado  anteriormente. Lento pero en forma inexorable, las civilizaciones se fueron desarrollando hasta lograr  dominar aspectos de la naturaleza, la cual había demorado un extenso lapso de tiempo en desarrollarlo, haciendo cada vez más rápida su incidencia  en ella, hasta llegar  a la actualidad en que ya no se habla en forma parcial del mundo sino de una globalización.

El orgullo humano le impide aceptar que el acto más simple que tiene, el de respirar, lo hace  utilizando  oxigeno, un gas venenoso que provoca  oxidación, por lo tanto, las personas inician un lento proceso de oxidación que le irá deteriorando ha medida que pasan los años, hasta llevarlo a la muerte.
El ser humano nació en un  planeta que desarrolló una atmosfera venenosa; situación que partió hace unos tres mil millones de años, cuando las cianobacterias empezaron a utilizar la luz del Sol para obtener energía, liberando en esta forma, el oxigeno como un producto de deshecho, que llamamos fotosíntesis, gas altamente corrosivo y venenoso, mortal contaminante para todos los organismos de vida anaeróbica, es decir, para los organismo  carentes de oxigeno. Lentamente los desechos fueron acumulándose, y cuando el agua y la atmósfera se oxigenaron, los organismos aeróbicos reemplazaron a los demás en la mayoría de los ecosistemas. Los mares cálidos y poco profundos se poblaron de uniones de algas y bacterias llamadas estromatolitos, que se alimentaban de la luz solar y minerales. Una vez oxidado todo el hierro de la superficie del globo, alrededor de 600 millones de años atrás, se alcanzó una cota máxima de oxígeno libre, que trajo consigo la llamada explosión de vida del Cámbrico, primer periodo de la Era Paleozoica, donde por primera vez en el registro fósil, se distinguen organismos pluricelulares más complejos que las esponjas o las medusas. En este período se encuentran criaturas como las algas verdes, trilobites, artrópodo que  sobrevivió a dos extinciones, y otros 50 grandes grupos de organismos filos.
Este fue el inicio, pasaron milenios hasta llegar a la época actual que hemos bautizado Holoceno [del griego: todos y kainos: reciente], del Período Cuaternario de la Era Cenozoica.
Tanto ha sido la incidencia del ser humano en la Tierra, que desde cierto punto de vista podríamos considerarlo como una plaga, por cuanto en los último 12.000 años el planeta ha perdido el 50% de la biodiversidad global, siendo la especie humana la que aceleró el proceso en forma brutal.
Elefantes pigmeos en peligro de extinción
El ser humano  apareció hace unos 100.000 años pero se convirtió en la especie hegemónica de la Tierra conquistando hasta el último rincón de planeta y modificando el hábitat natural en su provecho gracias a su gran poder de adaptación y a su capacidad creativa y tecnológica. Una población excesiva, que crecerá de 6.000 millones de habitantes en el año 1999 a 10.000 millones en el año 2030, y la necesidad desmesurada de espacio y recursos para nuestra peculiar forma de vida chocan con la capacidad de la Tierra para satisfacer nuestras demandas, resintiendo al resto de la biodiversidad.
Uno de los hechos que mas afectan en el presente, se debe a la fiebre industrializadora, la cual está perturbando el ciclo del carbono. El CO2 o dióxido de carbono es absorbido por el reino vegetal que lo transforma en oxígeno(O), y materia orgánica. Cuando las plantas mueren parte del carbono acumulado en ellas reacciona con el oxígeno de la atmósfera y se convierte de nuevo en CO2, mientras otra porción pasa a formar parte de las bolsas subterráneas de combustibles fósiles. Por otro lado los océanos absorben y fijan CO2, utilizado por multitudes de organismos para incorporarlo a sus conchas de carbonato cálcico, que al morir se sedimentan en el fondo del mar y acaban por ser enterrados bajo los continentes, donde la temperatura y la presión los transforman de nuevo en CO2. Los volcanes y movimientos geológicos se encargan de devolver a la atmósfera el gas atrapado y ponerlo de nuevo a disposición de los vegetales.
Además, el CO2 participa en otro proceso vital para la vida, el cual es evitar con su presencia que se escape una parte del calor irradiado por la superficie terrestre hacia el espacio exterior, es el llamado efecto invernadero, al que debemos que la Tierra no sea una roca fría e inhóspita. Un descenso en la concentración provoca una bajada de temperaturas y un aumento desencadena un recalentamiento del planeta. Esto es precisamente lo que está provocando el ser humano al quemar combustibles fósiles, hace 200 años cuando comenzó la Era Industrial la concentración de CO2 en la atmósfera era de 200 ppm (partes por millón), en la actualidad ha aumentado hasta 400 ppm y se podría duplicar antes del 2050; el nivel en los mares está aumentando al mismo ritmo.
El calentamiento global puede parecernos demasiado lejano para preocuparnos, o demasiado improbable, una previsión efectuada por el mismo programa informático a veces ni siquiera acierta con el tiempo que hará la semana próxima es lo que nos hace considerar en forma liviana las probabilidades. Las advertencias sobre el cambio climático suenan a veces como una táctica propagandística de los ecologistas para forzarnos a abandonar nuestros coches y cambiar nuestro estilo de vida. Hay trabajos investigativos que es recomendable leer, en especial, el capítulo «Geosignos», el primero del informe sobre los cambios en el planeta que aparece en la revista  National Geographic. La Tierra tiene inquietantes noticias que darnos.
Desde Alaska hasta los picos nevados de los Andes, el mundo se está calentando, y lo está haciendo rápidamente. La temperatura media mundial ha aumentado 0,6 °C en el último siglo, pero los lugares más fríos y remotos se han calentado mucho más. Los resultados no son agradables: El hielo se funde, los ríos se secan y las costas se erosionan, amenazando las localidades del litoral. La flora y la fauna también sufren el calor, como se puede apreciar en «Ecosignos», otro trabajo de investigación relacionado con el tema, también  publicado en el National Geographic. No son previsiones, sino hechos documentados sobre el terreno.
Y así, ante el deterioro del planeta generado por la actividad humana, algunos científicos han llegado a plantear una propuesta  de sustituir  la actual Época del Período Cuaternario en la historia geológica terrestre que llamamos Holoceno, por el término Antropoceno, debido al impacto global que las actividades humanas han tenido y siguen teniendo sobre los ecosistemas terrestres.
No se tiene una fecha  determinada de su comienzo, pero algunos consideran que su inicio va junto con la Revolución Industrial  o sea, a finales del Siglo XVIII; otros investigadores, remontan su inicio al comienzo de la agricultura.
Se acuñó el término Antropoceno en el año 2000 por el premio Nobel de química Paul Crutzen,  el cual considera que la influencia del comportamiento humano sobre la Tierra en las centurias recientes ha sido significativa y ha constituido una nueva Era Geológica.
La propuesta del uso de este término ha ganado fuerza como concepto geológico oficial desde el año 2008, con la aparición de nuevos artículos que apoyan la tesis.

La inquietud humana cada día se acrecienta debido a las señales cada vez más fuertes recibidas desde la naturaleza, la desaparición de entes vivos, desde un insecto tan pequeño como puede ser un escarabajo o una abeja, hasta los de mayor tamaño como son los elefantes o las ballenas. ¿Qué estamos haciendo  para detener, en lo posible  una inminente defaunación? La respuesta esta a nuestro alcance y tratamos de no aceptarla.
Si estas entradas, contribuyen en activar el conocimiento de este importante tema, considérenla como  una gota de agua más en un océano de circunstancias que no podemos  desconocer.
Los artículos completos – Geosignos y Ecosignos – se encuentran en la revista National Geographic.
Fuente:National Geographic/ServiciosEducarm/Wikipedia/El Tiempo/et al.