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martes, 29 de julio de 2014

DEFAUNACIÓN DEL ANTROPOCENO ¿SE INICIA LA SEXTA EXTINCIÓN?

Los animales están desapareciendo rápidamente de los bosques de Borneo y en todo el mundo. Crédito de la foto:  Christian Ziegler

La Época del Pleistoceno es una división de la escala temporal geológica, época geológica que comienza hace unos 2,59 millones de años finalizando aproximadamente 10.000 años a.C. Es la segunda época de la Era Cenozoica, del Período Cuaternario; es precedida por el Holoceno (o época actual) y seguida por el Plioceno  del período Neógeno.

Durante la Época del Pleistoceno, aproximadamente unos 35.000 años atrás, nuestro planeta soportaba a grandes animales, entre ellos se encuentran los mamuts, las inmensas aves que aterrorizaban  el aire, tortugas gigantes, los tigres dientes de sable y muchas otras especies menos conocidas tales como perezosos gigantes terrestres (algunas de los cuales alcanzaron 7 metros de altura) y los gliptodontes (que se parecían a los armadillos y su tamaño era parecido a un automóvil), etc. Desde entonces, sin embargo, el número y la diversidad de especies animales en la Tierra, han disminuido en forma constante.

Actualmente, la fauna que tiene nuestro planeta es una fauna relativamente empobrecida y cada día seguimos perdiendo especies de animales,  caminando rápidamente a la extinción.
Aunque algunos persisten en debatirlo, la mayoría acepta la evidencia que  sugiere que los seres humanos son responsables de la extinción de esta fauna del Pleistoceno, en especial si continuamos impulsando las extinciones de animales a través de la destrucción de las tierras salvajes, el consumo de los animales como recurso alimenticio  o el lujo de  la caza como deporte. Al verlos como amenazas o competidores.
Tal pérdida global de especies animales, o defaunación, se reconoce como un problema relacionado con  la deforestación en los términos de escala e impacto.
Podemos por razones emocionales o estéticas lamentar la pérdida de las grandes  especies, como ser tigres, rinocerontes, osos panda, elefantes y hasta el más pequeño escarabajo; pero ellos son necesarios porque evitan alterar la forma y función de los ecosistemas del cual dependen los seres humanos.


Según la Revista Science, los grandes animales o  “Megafauna” se enfrentan a la mayor tasa de descenso, tendencia que coincide con los eventos de las extinciones anteriores. Crédito de la imagen amoghayarsha.com - Wikipedia

Ahora bien, ¿porque se habla de defaunación?, porque experimentos realizados en Kenia han revelado que al desaparecer las especies más grandes, aumentan los roedores, y con ellos, la abundancia de los ectoparásitos portadores de enfermedades afectan directamente a la especie humana.

Al día  28 de julio de 2014, la Oficina de U.S. Census Bureau registra una población mundial de 7.180 millones de habitantes, lo que significa que en los últimos 35 años los seres humanos se han duplicado, no así los animales invertebrados, por ejemplo los escarabajos, arañas, mariposas, gusanos y otros, los cuales han disminuido un promedio de un 47%;  los animales anfibios están seriamente amenazados, ellos disminuyeron  un 41%; en cuanto las especies de pájaros, están en peligro, su disminución es un 17%.

Esta situación está llevando a la conclusión según  un informe elaborado en el año 2004 por el Earth Policy Institute, institución norteamericana dedicada a promover el desarrollo sostenible presidida por Lester Brown, alertó que nuestro único hogar, el planeta Tierra estaba viviendo la Sexta Gran Extinción masiva de su historia, y la primera que es causada por una de las especies que la habitan y que la desaparición de ellas es la más severa de los últimos 50 millones de años

La extinción masiva más conocida, fue hace 65 millones de años, provocando la desaparición de los dinosaurios, y la última es la registrada hace 10 millones de años.

Desde el año 1500,  se han extinguido más de 320 vertebrados terrestres; la población restante de animales, muestran una disminución promedio del 25%.
Ante una situación que los científicos consideran irreversible, han propuesto que la actual época geológica en que vivimos, sea  conocida como Época Defaunación del Antropoceno [Anthropocene Defaunation en inglés], sustituyendo la actual época del Periodo Cuaternario debido al significativo impacto global de las actividades humanas sobre los ecosistemas terrestres.

Hace 10 años atrás ya se advertía que las actividades humanas hacen que cada año, desaparezcan miles de especies de nuestro planeta, desde los pequeños microorganismos a los enormes mamíferos, sin que muchos de ellos hayamos sabido siquiera de su existencia.
También se señalaba que el nivel de extinción alcanzado es entre 1.000 y 10.000 veces más rápido que el de los últimos 60 millones de años, durante los cuales, el crecimiento de las nuevas especies ha sido más rápida que la desaparición de otras formas de vida, proceso que  se ha invertido.
Otro informe ha señalado que por causa del  cambio climático, también provocado por las actividades de los seres humanos, el 15% de las especies animales y el 37% de las especies de plantas podrían desaparecer hacia el año 2050.
Un trabajo de los biólogos de la Universidad de California en Santa Bárbara efectuado en el año 2008, señala que la Tierra está sufriendo la Sexta Extinción masiva de plantas y animales, provocando que estén en vías de desaparecer cerca del 50% de las especies.


Tortuga gigante Aldabrachelys Gigantea, introducida en Round Island (Islas Mauricio) para sustituir a la extinta tortuga gigante local. Crédito Nik Cole

Sinc ha informado de dos artículos que aparecen en un especial de la Revista Science; uno de ellos se refiere al trabajo realizado por expertos de la Universidad de California relacionado con el Proyecto Salud y Análisis de los Ecosistemas de Asociación (HEAL por sus siglas en inglés), que se refiere a los conflictos sociales derivados de la disminución actual de la fauna terrestre. Según los autores, la caza y la pesca comportan  el 15% del sustento de la población mundial, por lo que la perdida de estos recursos ha provocado que las condiciones de trabajo se endurezcan, se amplíen las horas de trabajo reduciendo los salarios mediante el tráfico de adultos y de niños, como sucede en África y Asia, donde ante la perdida de animales de caza y pesca, ha promovido el endurecimiento del trabajo al promoverse la explotación infantil.

Una tercera investigación liderada por el investigador Phillip Seddon efectuada por la Universidad de Otago de Nueva Zelanda, también publicada por la Revista Science, valora los esfuerzos humanos para reintroducir animales en el entorno salvaje y recolonizar áreas donde ya estos habían desaparecido.
Para el científico, donde se aprecia más el patrimonio natural, es Nueva Zelanda, las personas suelen conservar mejor la biodiversidad; según Sinc, Seddon señala: “Si las reintroducciones tienen lugar en el hábitat adecuado, incluso en zonas dominadas por los seres humanos, no solo se puede restaurar la especie, sino también se restablecen las conexiones humanas con el mundo natural”; luego agrega que en el trabajo también se han considerado futuras técnicas de clonación a fin de poder recuperar especies extintas  porque “Se trata de una opción muy real que plantea muchos interrogantes acerca de la elección de los candidatos  que se podrían recuperar o sobre la capacidad de resucitar ejemplares, restándole importancia a la preocupación global por la desaparición de especies”.

Cuando la humanidad desarrolló la agricultura hace 11.000 años, el planeta tenía una población de unos seis millones de habitantes, el crecimiento demográfico ha llevado en la actualidad a replegar la cubierta forestal planetaria en 16 millones hectáreas,  en su mayoría,  los bosques forestales  donde el nivel de diversidad biológica  es bastante más alto; los pantanos ricos en especies han sufrido una reducción a la mitad durante el pasado siglo XX; son algunas de las consecuencias de la superpoblación humana unida a una deficiente gestión de los recursos.
La degradación de los hábitats es la mayor amenaza actual al estar afectando al 90% de las especies más sensibles de la Tierra.

Entre las soluciones, está la propuesta del profesor Rodolfo Dirzo de la Universidad de Stanford, comunicado  que indica reducir inmediatamente las tasas de transformación de los hábitats y sobreexplotación, con enfoques adaptados a las regiones y situaciones individuales.
Justin Brashares, investigador de la Universidad de California señala a Sinc que para tratar el problema sería preciso diseñar medidas que “Reconozcan las áreas afectadas, identifiquen las partes interesadas y trabajen con los gobiernos locales mediante acuerdos internacionales”.

Todos los investigadores parecen coincidir en la importancia del trabajo local para que uniendo piezas, se pueda obtener un resultado a gran escala.
Esta concepción de las soluciones resulta esencial, pues señala que en parte estaría en manos de todos los seres humanos idear, impulsar, respaldar y colaborar en las iniciativas que modifiquen este  preocupante panorama.
Yeray Martinez  experto en gestión forestal y Director de la Empresa Mirlo Positive Nature, propuso en el año 2013 a Tendencias 21 que  “la inteligencia colectiva podría salvar el medio ambiente”. Veremos si la ambición desmedida y su estupidez asociada no lo impiden.
Fuente: Wikipedia / Tendencias 21 / Science / Agencias Sinc / Stanford University / et al.

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