Los seres
humanos desde que se desarrolló la inteligencia, comenzaron a sentirse los
reyes de la creación; considerando que
apareció solo en los últimos 100.000 años, se apropiaron de todo lo
generado anteriormente. Lento pero en
forma inexorable, las civilizaciones se fueron desarrollando hasta lograr dominar aspectos de la naturaleza, la cual
había demorado un extenso lapso de tiempo en desarrollarlo, haciendo cada vez
más rápida su incidencia en ella, hasta
llegar a la actualidad en que ya no se
habla en forma parcial del mundo sino de una globalización.
El orgullo
humano le impide aceptar que el acto más simple que tiene, el de respirar, lo
hace utilizando oxigeno, un gas venenoso que provoca oxidación, por lo tanto, las personas inician
un lento proceso de oxidación que le irá deteriorando ha medida que pasan los
años, hasta llevarlo a la muerte.
El ser humano
nació en un planeta que desarrolló una
atmosfera venenosa; situación que partió hace unos tres mil millones de años,
cuando las cianobacterias empezaron a utilizar la luz del Sol para obtener
energía, liberando en esta forma, el oxigeno como un producto de deshecho, que
llamamos fotosíntesis, gas altamente corrosivo y venenoso, mortal contaminante
para todos los organismos de vida anaeróbica, es decir, para los organismo carentes de oxigeno. Lentamente los desechos fueron acumulándose,
y cuando el agua y la atmósfera se oxigenaron, los organismos aeróbicos
reemplazaron a los demás en la mayoría de los ecosistemas. Los mares cálidos y
poco profundos se poblaron de uniones de algas y bacterias llamadas
estromatolitos, que se alimentaban de la luz solar y minerales. Una vez oxidado
todo el hierro de la superficie del globo, alrededor de 600 millones de años
atrás, se alcanzó una cota máxima de oxígeno libre, que trajo consigo la
llamada explosión de vida del Cámbrico, primer periodo de la Era Paleozoica , donde por
primera vez en el registro fósil, se distinguen organismos pluricelulares más
complejos que las esponjas o las medusas. En este período se encuentran
criaturas como las algas verdes, trilobites, artrópodo que sobrevivió a dos extinciones, y otros 50
grandes grupos de organismos filos.
Este fue el inicio, pasaron milenios hasta llegar a
la época actual que hemos bautizado Holoceno [del griego: todos y
kainos: reciente], del Período Cuaternario de la Era Cenozoica.
Tanto ha
sido la incidencia del ser humano en la Tierra , que desde cierto punto de vista podríamos
considerarlo como una plaga, por cuanto en los último 12.000 años el planeta ha
perdido el 50% de la biodiversidad global, siendo la especie humana la que
aceleró el proceso en forma brutal.
Elefantes pigmeos en peligro de extinción
El ser
humano apareció hace unos 100.000 años
pero se convirtió en la especie hegemónica de la Tierra conquistando hasta el último rincón de planeta y
modificando el hábitat natural en su provecho gracias a su gran poder de
adaptación y a su capacidad creativa y tecnológica. Una población excesiva, que
crecerá de 6.000 millones de habitantes en el año 1999 a 10.000 millones en el
año 2030, y la necesidad desmesurada de espacio y recursos para nuestra
peculiar forma de vida chocan con la capacidad de la Tierra para satisfacer
nuestras demandas, resintiendo al resto de la biodiversidad.
Uno
de los hechos que mas afectan en el presente, se debe a la fiebre
industrializadora, la cual está perturbando el ciclo del carbono. El CO2 o dióxido de
carbono es absorbido por el reino vegetal que lo transforma en oxígeno(O), y
materia orgánica. Cuando las plantas mueren parte del carbono acumulado en
ellas reacciona con el oxígeno de la atmósfera y se convierte de nuevo en CO2, mientras otra
porción pasa a formar parte de las bolsas subterráneas de combustibles fósiles.
Por otro lado los océanos absorben y fijan CO2, utilizado por multitudes de
organismos para incorporarlo a sus conchas de carbonato cálcico, que al morir
se sedimentan en el fondo del mar y acaban por ser enterrados bajo los continentes,
donde la temperatura y la presión los transforman de nuevo en CO2. Los volcanes
y movimientos geológicos se encargan de devolver a la atmósfera el gas atrapado
y ponerlo de nuevo a disposición de los vegetales.
Además, el CO2 participa en
otro proceso vital para la vida, el cual es evitar con su presencia que se
escape una parte del calor irradiado por la superficie terrestre hacia el
espacio exterior, es el llamado efecto
invernadero, al que debemos que la Tierra no sea una roca fría e inhóspita. Un
descenso en la concentración provoca una bajada de temperaturas y un aumento
desencadena un recalentamiento del planeta. Esto es precisamente lo que está
provocando el ser humano al quemar combustibles fósiles, hace 200 años cuando
comenzó la Era Industrial
la concentración de CO2 en la atmósfera era de 200 ppm (partes por millón), en la
actualidad ha aumentado hasta 400 ppm y se podría duplicar antes del 2050; el
nivel en los mares está aumentando al mismo ritmo.
El calentamiento global puede
parecernos demasiado lejano para preocuparnos, o demasiado improbable, una
previsión efectuada por el mismo programa informático a veces ni siquiera
acierta con el tiempo que hará la semana próxima es lo que nos hace considerar
en forma liviana las probabilidades. Las advertencias sobre el cambio climático
suenan a veces como una táctica propagandística de los ecologistas para
forzarnos a abandonar nuestros coches y cambiar nuestro estilo de vida. Hay
trabajos investigativos que es recomendable leer, en especial, el capítulo
«Geosignos», el primero del informe sobre los cambios en el planeta que aparece
en la revista National Geographic. La Tierra tiene inquietantes
noticias que darnos.
Desde Alaska hasta los picos nevados de los Andes, el mundo se está
calentando, y lo está haciendo rápidamente. La temperatura media mundial ha
aumentado 0,6 °C
en el último siglo, pero los lugares más fríos y remotos se han calentado mucho
más. Los resultados no son agradables: El hielo se funde, los ríos se secan y
las costas se erosionan, amenazando las localidades del litoral. La flora y la
fauna también sufren el calor, como se puede apreciar en «Ecosignos», otro
trabajo de investigación relacionado con el tema, también publicado en el National Geographic. No son
previsiones, sino hechos documentados sobre el terreno.
Y
así, ante el deterioro del planeta generado por la actividad humana, algunos
científicos han llegado a plantear una propuesta de sustituir
la actual Época del Período Cuaternario en la historia geológica
terrestre que llamamos Holoceno, por el término Antropoceno, debido al impacto global que las actividades
humanas han tenido y siguen teniendo sobre los ecosistemas terrestres.
No
se tiene una fecha determinada de su
comienzo, pero algunos consideran que su inicio va junto con la Revolución Industrial
o sea, a finales del Siglo XVIII; otros investigadores, remontan su inicio al
comienzo de la agricultura.
Se
acuñó el término Antropoceno en el año 2000 por el premio Nobel de
química Paul Crutzen, el cual considera que la
influencia del comportamiento humano sobre la Tierra en las centurias recientes ha sido
significativa y ha constituido una nueva Era Geológica.
La
propuesta del uso de este término ha ganado fuerza como concepto geológico oficial
desde el año 2008, con la aparición de nuevos artículos que apoyan la tesis.
La
inquietud humana cada día se acrecienta debido a las señales cada vez más
fuertes recibidas desde la naturaleza, la desaparición de entes vivos, desde un
insecto tan pequeño como puede ser un escarabajo o una abeja, hasta los de
mayor tamaño como son los elefantes o las ballenas. ¿Qué estamos haciendo para detener, en lo posible una inminente defaunación? La respuesta esta
a nuestro alcance y tratamos de no aceptarla.
Si
estas entradas, contribuyen en activar el conocimiento de este importante tema,
considérenla como una gota de agua más
en un océano de circunstancias que no podemos
desconocer.
Los artículos completos – Geosignos y Ecosignos – se encuentran en la
revista National Geographic.
Fuente:National
Geographic/ServiciosEducarm/Wikipedia/El Tiempo/et al.
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