Imagen: Entre el hambre y la
saciedad – Crédito: Bryan Christie
Hasta
la década de 1990, la obesidad solo fue considerada como un trastorno del
comportamiento humano; las personas con sobrepeso, se creía que les faltaba
fuerza de voluntad y auto control para evitarla. Desde entonces, el punto de
vista ha ido cambiando en forma espectacular, al menos en el medio científico.
El
bioquímico canadiense Douglas Coleman ha llevado a cabo investigaciones en el
laboratorio Jackson en Bar Harbor, ha sido uno de los primeros científicos que
han iniciado un cambio de opinión. Él ya evidenciaba en 1960 de que la obesidad
mórbida y los trastorno en la alimentación, se debía, entre otras cosas, a
factores genéticos. Muchas de sus ideas fueron confirmadas más tarde por el
genetista molecular estadounidense Jeffrey Friedman de la Universidad
Rockefeller en New York, por cuanto se llevaron a cabo
experimentos con cepas de ratones que tenían en forma hereditaria, obesidad y
diabetes.
Al
final resultó que una de las cepas tenía un defecto genético que impide que las
células de grasa liberen la hormona leptina.
Esta señal se distribuye normalmente en los ratones y los seres humanos
después de las comidas, frenando el apetito y por lo tanto, frena el deseo de
comer en forma adicional.
Otra
cepa en los ratones, que tiende a la obesidad, también demostró ser portadora
de una mutación del gen: Las células del cuerpo de los animales afectados ya no
liberaban la leptina; estos resultados, tomados en conjunto, confirmaron que
las hormonas regulan el apetito y por lo tanto, el peso del cuerpo. Este
desequilibrio hormonal puede conducir a trastornos en la alimentación; de
hecho, la obesidad es, en algunas familias con deficiencia de leptina, lo que la determina
genéticamente.
¿Si una rata comiera un trozo de chocolate,
correría el riesgo de morir?
Recientemente se llevó a efecto un experimento, se dio
a las ratas un acceso ilimitado a la
comida normal, ofreciéndoles alimentos de alto contenido calórico y muy
apetecible para ellas como ser: Pastel de queso, salchichas y chocolate. Las ratas
comieron estas bombas calóricas que al final, las transformaron en ratas
obesas.
Luego, se instaló un sistema que afectaba a las
ratas en el momento de comer, cuando se acercaban a la comida, recibían una
descarga flash en sus patas, que las agarrotaba. Las ratas normales huían, en
cambio las ratas obesas se comieron las salchichas, el pastel o el chocolate,
ignoraron la advertencia, su deseo de
comer fue más fuerte que su instinto de conservación.
La pregunta es: ¿Son los ratones obesos adictos a la
comida? La incapacidad para evitar cierto comportamiento, debido de que tiene
consecuencias predecibles adversas, es la caracteristica general de los
adictos.
Esta situación, se encuentra en las personas obesas.
Muchas de ellas que dicen querer comer menos, siguen comiendo demasiado a pesar
de ser concientes de las consecuencias negativas para su salud, resintiendo su
vida social.
Según los estudios, la toma excesiva de alimentos, activa los sistemas de recompensa
en el cerebro, en algunas personas es tan fuerte, que no surge ninguna
saciedad; cuando esta gente come, más fuerte crece su deseo de seguir
consumiendo alimentos, es similar al
comportamiento de los alcohólicos y drogadictos, el ansia por consumir les impide
evitarlo.
Al ser semejante al consumo de drogas la ingesta
excesiva de alimentos, deben las personas ser medicamentadas a fin de que atenúen el sistema de recompensa del cerebro, lo que ayudará a las personas con
sobrepeso a reducir la ingesta de calorías.
En definitiva, si la obesidad es una adicción, los
investigadores deberán primeramente detallar las redes neuronales relacionadas
con los procesos de adaptación celular
que causa una adicción a las drogas, lo que permitirá comprobar posteriormente
si los mismos mecanismos son los que promueven la gula. Incluso es posible y
probable que las redes neuronales, que juegan un papel e la adicción a la cocaína o a comer en
exceso, de hecho están localizadas en diferentes partes del cerebro, pero
funcionan en forma similar. Una de las preguntas importantes es si las
anomalías, como la falta de receptores de dopamina, facilitan tanto la
drogadicción y la obesidad. De existir genes de riesgo comunes, estos podrían
servir como objetivos para los fármacos que alivian ambos problemas.
Incluso, si resulta que la obesidad se basa en una
verdadera adicción a la comida, y se encuentran los medicamentos eficaces en
contra de esta adicción, las personas
con sobrepeso podrán seguir viviendo en el entorno habitual del ser humano.
Este entorno es ha menudo problemático, por lo que nada va a cambiar, es lo que
se sabe por la información obtenida por los drogadictos y alcohólicos, los
estímulos ambientales son un motivo muy frecuente de recaída.
Las sociedades occidentales, que abundan con
tentaciones relacionadas con grasas y azúcar, seguirán por lo tanto, haciendo
muy difícil que las personas se alejen del sobrepeso.
Las personas con un índice de masa corporal
superior a 30, deberían recibir consejos para su dieta.
Fuente: ©
Spektrum.de (Paul J. Kenny) / Wikipedia / Red Salud UC
Leer reportaje completo: Spektrum.de
Traducción libre del alemán SOCA
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