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lunes, 21 de abril de 2014

CONTAMINACIÓN QUÍMICA DEL POLEN AMENAZA A LAS ABEJAS


Crédito de la imagen: Fred Dott / Greenpeace 

Una vez más, me refiero al tema de las Abejas y como le  afectan los plaguicidas. Las abejas son consideradas las “reinas de la biodiversidad” y sin embargo, la población mundial de abejas sigue disminuyendo a consecuencias de un sistema agrícola que las amenaza mediante la contaminación química, el cual se ha detectado en el polen europeo; y no es posible marginarlo como  puedan afectarlas también en  los países americanos. La razón, los plaguicidas utilizados que corresponden a productos distribuidos a nivel global por las empresas agroquímicas productoras.

Greenpeace publicó hoy  el informe científico  en el cual se refiere a los análisis efectuados sobre residuos de plaguicidas en el polen de los paneles (pan de abeja) y del polen capturado en  abejas melíferas.
Los resultados demuestran que más de dos tercios del polen recogido, estaban contaminados por hasta 17 sustancias tóxicas distintas, confirmando que las abejas están expuestas a polen contaminado por distintas sustancias químicas que ponen en riesgo su población.

Últimamente, he visto en la Región Metropolitana abejas que se comportan volando de manera aleatoria y que luego  caen  permaneciendo en tierra hasta  morir. Es una hecho,  la variedad de sustancias químicas de los insecticidas resultan  peligrosas para las abejas, pues su efecto sinérgico - o la interacción de los diferentes componentes químicos - puede resultar más tóxico que una sola sustancia química. 
“El polen envenenado es una amenaza directa a toda la población de abejas, debido a que la colonia, incluyendo larvas, obreras y zánganos, se alimentan de este polen como fuente de proteínas y energía”, explica Matthias Wüthrich en su Blog, Responsable de la Campaña de Agricultura Ecológica de Greenpeace Suiza.

Según la web de Greenpeace, la presente investigación es una de las más extensas de las realizadas hasta la fecha en Europa a este respecto . En ella, se tomaron más de 100 muestras en 12 países europeos, en una sola temporada de pecoreo, que es la época en que las abejas obreras recolectan polen y néctar.
Los resultados se pueden resumir en las muestras de polen capturado donde se han identificado residuos de por lo menos unos 53 plaguicidas; y en las muestras de polen de panal, alrededor de 17 plaguicidas.
Los residuos que más habitualmente se detectan en el polen capturado, procede de insecticidas organofosforados clorpirifos etil. El clorpirifos es uno de los 7 plaguicidas que dañan a las abejas, y se ha identificado como prioritario candidato a ser retirado. En España fue hallado en 14 muestras tomadas.
De los tres neonicotinoides (familia de insecticidas que actúan en el sistema nervioso central de los insectos) actualmente sujetos a restricciones de usos en Europa, el imidacloprid fue detectado en 6 de las 107 muestras de polen (5,6%); cuatro de ellas en España.
Las sustancias toxicas como los fungicidas que se emplean en la eliminación de hongos y moho perjudiciales para las plantas, constituyen otros activos ingredientes encontrados con relativa frecuencia en el polen de las muestras recolectadas.

Las abejas y otros polinizadores son solo un pequeño eslabón en la cadena de producción de alimentos, y juegan un papel crucial en nuestra seguridad alimentaria, explica Wüthrich: “Un tercio de los alimentos y la mayoría de las plantas con flores del planeta, son polinizadas por las abejas y otros insectos polinizadores”.
La desaparición de las abejas podría poner, por tanto, en peligro la polinización de los cultivos y la alimentación de la humanidad. En términos económicos “el valor de la polinización mundial se ha estimado en unos 265 mil millones de euros anuales”, dice el experto.

En consecuencia Greenpeace reclama “un cambio urgente para proteger a nuestras abejas y nuestra agricultura”; y que los responsables políticos amplíen las prohibiciones parciales existentes sobre los plaguicidas que matan a las abejas. 
También Greenpeac ha lanzado una campaña de colaboración ciudadana en la protección de las abejas. Señala asimismo la importancia de impulsar la agricultura ecológica en lugar de “la destructiva agricultura industrial, porque la ecológica es un modelo respetuoso que cuida de las abejas y del planeta en su conjunto”, concluye Wüthrich. 

La desaparición masiva de las abejas, también conocida como “colapso de colonias” (CCD, por sus siglas en inglés), es un fenómeno que alcanzó su auge en Norteamérica a partir de 2000 y, desde 2007, también en países europeos, como Bélgica, Francia, Holanda, Grecia, Italia, Portugal o España. 
En 2011, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señaló que el colapso de colonias era ya un problema global. Los científicos tratan desde hace años de buscarle una explicación y de aportar soluciones, incluso desde el terreno de la tecnología o de la informática. 
En 2012, dos estudios señalaron, al igual que Greenpeace, la importancia del papel de los pesticidas comunes en la muerte masiva de las abejas.

Revelaron, por una parte, que el pesticida neonicotinoide imidacloprid (mencionado en los datos del informe hecho público hoy) reducía drásticamente la descendencia de las abejas y, con ello, frenaba el crecimiento de las poblaciones. El segundo estudio constató que un neonicotinoide, el thiamethoxam, provoca desorientación en las abejas, causando una alta mortalidad entre ellas. 
Otros científicos han señalado como posible causa de la CCD a los pesticidas, aunque en relación con otros factores (otro modo de efecto sinérgico). En concreto, investigadores del Laboratoire Microorganismes: Génome et Environnement y del Laboratoire de Toxicologie Environnementale de Francia descubrieron en 2011 que las abejas melíferas presentan un riesgo mayor de infectarse de parásitos letales cuando están expuestas a insecticidas, aunque sólo sea en dosis muy bajas.

En Chile, la ONG Plan Bee analizó cerca de 60.000 colmenas en el Norte de Chile para determinar las causas por la cual las abejas están muriendo. Hizo trabajos en terreno de investigación, certificando que la problemática medioambiental está matando a las abejas y extinguiendo a nivel nacional, la biodiversidad. Ellos han dicho: “Nuestro trabajo permitió crear la primera zona de reserva de abejas y biodiversidad de Chile y Sudamérica, en Los Molles; ahora estamos en proceso de crear la segunda zona en Pucón”.
“Es importante que las personas comiencen a familiarizarce con las abejas, entender cual es su labor y que no solo es la miel; y que gracias a su trabajo podemos comer frutas y verduras, que es lo que necesitamos para tener buena salud”.

Albert Einstein no sólo fue el físico que nos abrió el camino hacia el mundo fantástico de la física de partículas, también le preocupaba el medio ambiente, y se dice que en un momento de su vida, dijo: “Si las abejas comenzaran a desaparecer, a la humanidad le quedarían pocos años de vida”.

Fuente: Tendencias 21 / ONG Plan Bee /Greenpeace /
Enlace al Informe Técnico 3-201 de Greenpeace: "La pesada carga de las Abejas"

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