A diferencia de las células no cancerosas, las células con cáncer evitan la muerte celular, llamadaapoptosis.
Crédito: Wikipedia
El
09 de enero El Huffington Post, publicó un trabajo de María A. Blasco,
Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) España,
relacionado con el cáncer y que tituló “El cáncer juega a los Dados”.
La
compilación es la que sigue:
Uno de los descubrimientos más importantes de los últimos
años en la investigación oncológica ha sido el de que no hay dos pacientes de
cáncer iguales, cada paciente es único. Y esto es así porque sus tumores son
diferentes desde el punto de vista molecular. Este descubrimiento ha sido
posible gracias a la secuenciación del genoma del cáncer, que permite leer cada
uno de los entre 20.000 y 23.000 genes (además de todo el ADN que no contiene
genes) incluidos en nuestro genoma en el cáncer de un individuo en concreto. Se
ha visto que tumores idénticos según los criterios patológicos usados en los
hospitales, tienen sin embargo identidades genéticas muy diferentes. Los
tumores presentan una media de entre 50 y 100 genes alterados.
Sorprendentemente, la identidad de los genes mutados (y las permutaciones de
estos) son distintas en cada paciente. Además, cada tumor es heterogéneo y
puede contener distintas subpoblaciones de células, según su patrón de
alteraciones genéticas. Es importante aclarar que el hecho de que una célula
tenga 100 genes mutados no quiere decir que sea tumoral, para ello las
mutaciones tienen además que afectar a genes que cuando se alteran, favorecen
el crecimiento tumoral.
Esta diversidad de combinaciones
genéticas del cáncer es de transcendencia para entender por qué se produce el
cáncer, pero también nos podría desvelar claves para disminuir su incidencia y
para combatirlo. Pero vayamos paso por paso.
Gracias a
los últimos 40 años de investigación en oncología, se han descubierto oncogenes
y genes supresores de tumores que se encuentran alterados en muchos tipos de
tumores distintos. Se pensó que la mutación de estos genes podría ser
suficiente para iniciar y sostener el crecimiento de los tumores, abriendo la
posibilidad de diseñar fármacos contra estos genes que podrían ser específicos
y efectivos en el tratamiento de muchos tipos de tumores distintos. Esta
hipótesis se ha confirmado en el caso de algunos tumores que son adictos a un determinado oncogen. En estos casos, los fármacos
anti-oncogen han supuesto respuestas positivas e incluso curaciones en algunos
cánceres antes incurables, como en el cáncer de pulmón con mutaciones en el
EGFR, el cáncer de mama con mutaciones en el oncogen HER2, o más recientemente,
en pacientes de melanoma con mutaciones en bRaf. Sin duda, los fármacos
anti-oncogen son una vía de ataque al cáncer que hay que seguir explorando.
Sin embargo, sabemos que el cáncer puede
ser mucho más complejo.
Por un lado, la generación de modelos de
ratón que mimetizan las mutaciones encontradas en humanos nos indican que estas
mutaciones frecuentemente no producen el mismo repertorio de tumores que en
humanos. Necesitan de factores adicionales, como el paso del tiempo (el
envejecimiento) o la existencia de patologías como la inflamación, para que las
mutaciones resulten en cáncer. De hecho, uno de los últimos descubrimientos
fundamentales de la oncología ha sido que muchos oncogenes producen un fenómeno
opuesto al cáncer, que se denomina senescencia, y que sólo cuando ésta se esquiva
se produce el cáncer avanzado. Descubrimiento que, por cierto, ha tenido entre
sus protagonistas al investigador español Manuel Serrano, que trabaja en el
CNIO.
Por otro lado, sabemos que sólo un
pequeño porcentaje de los pacientes con cáncer responden a los fármacos
anti-oncogen. Esto hace que sea muy importante determinar cuáles se van a
beneficiar de estos fármacos y cuales, por el contrario, se podrían beneficiar
de otros tratamientos.
Considerando
lo que sabemos ahora sobre el genoma del cáncer, la idea de fabricar una sola bala
mágica para matar a un enemigo que sabemos que puede tener millones
de identidades genéticas es, cuando menos, optimista. Nadie ha calculado aún
cuántos posibles genomas del cáncer diferentes existen o pueden existir, pero
podemos imaginar las posibles permutaciones de entre 50 y 100 genes alterados
de un total de 20.000 genes. Por ello, los tratamientos que aún son más
eficientes para matar a las células tumorales son aquellos que están basados en
matar a cualquier célula que se divida (la quimioterapia clásica), con los
nefastos efectos secundarios que esta inespecificidad conlleva.
Albert
Einstein acuñó la famosa frase de "Dios no juega a los dados",
contrapuesta a las teorías de la mecánica cuántica que implican un papel muy
importante del azar para explicar procesos físicos. Algo parecido parece estar
ocurriendo en el caso del cáncer. Contrario a la idea de que el cáncer tiene
una lógica, es decir, que los individuos
que desarrollan cáncer es porque han nacido con una mala combinación de genes o
bien porque sus hábitos de vida han sido totalmente deterministas en la
aparición de la enfermedad, lo que nos indican los datos de la secuenciación
del genoma del cáncer es que el cáncer es un fenómeno del azar. Con ello no
quiero decir que no se pueda hacer nada para disminuir las probabilidades de
tener cáncer, pero es claro que el azar juega un papel importante en el origen
del cáncer.
El análisis del patrón de mutaciones de
los genomas del cáncer indica que éstas ocurren de manera aleatoria a lo largo
del genoma humano, muy posiblemente, como consecuencia de errores en el proceso
de copia del material genético que ocurre cada vez que una célula se divide
para dar lugar a dos células hijas. Cada vez que haya que regenerar órganos,
curar heridas o luchar contra una infección, aumentará el número de veces que
se dividen nuestras células y que se tiene que copiar nuestro genoma, y por lo
tanto, aumentará la probabilidad de errores. Hay que tener en cuenta que
algunos de nuestros órganos tienen altísimas tasas de renovación y, por lo
tanto, de división celular, como es el caso de la piel, el intestino o el
sistema inmunitario, así como que otros órganos, como el pulmón, están en
contacto directo con sustancias que pueden producir daños en el ADN, como el
tabaco, etc.
Como estos
errores ocurren de manera aleatoria en el genoma, el tener una combinación de
genes mutados perdedora (que favorezca la aparición del cáncer) es cuestión del
azar y del número de veces que se hayan replicado nuestras células. A más
ciclos de replicación, mayor es la probabilidad. El número de divisiones que
acumulan nuestras células aumenta con la edad. Esto explica que el mayor factor
de riesgo para desarrollar cáncer es la edad. Es a partir de los 40 a 50 años cuando la incidencia de todos los tipos de cáncer aumenta muy
notablemente.
Esto lleva a la idea de que es el proceso
de envejecimiento (o de acumulación de errores en nuestro material genético) lo
que determina el riesgo de padecer cáncer y, por lo tanto, también lo que nos
ofrece nuevas posibilidades para prevenirlo. Determinados hábitos de vida
aceleran la velocidad de acumulación de errores en nuestro material genético y
también el proceso de envejecimiento celular, entre ellos, fumar, beber
alcohol, la falta de ejercicio físico o la obesidad. ¿Sería posible, por lo
tanto, averiguar qué personas pueden tener riesgo de cáncer mirando su
velocidad de envejecimiento celular? Hay evidencias recientes de que esto
podría ser así.
El grupo de investigación de Javier
Benítez en el CNIO hizo un descubrimiento clave en 2010. Vio que entre las
mujeres que portaban la misma mutación en el gen BRCA1, que favorece el cáncer
de mama, no todas desarrollan el cáncer o bien no lo desarrollan a la misma
edad. Vio además que aquellas que desarrollaban el cáncer a una edad
cronológica más joven, eran aquellas que tenían una edad biológica (calculada
según la longitud de sus telómeros) más avanzada.
Lo que aplica para el cáncer, aplica para
otras enfermedades humanas, como por ejemplo la enfermedad cardiovascular o las
enfermedades degenerativas, que son todo caras de la misma moneda.
Si consideramos que a pesar de la mejora
de los tratamientos, cada día hay más casos de cáncer, debido al envejecimiento
de la población, es importante incidir en la prevención del cáncer, a la vez
que se avanza en nuevos tratamientos con fármacos inteligentes, y ello pasa
necesariamente por una medicina preventiva molecular. Es decir, por tener
marcadores moleculares que nos permitan saber si estamos en riesgo para así ser
capaces de evitar la enfermedad, con medidas preventivas, o bien de detectarla
en un estadio temprano que aún sea curable.
Paralelamente, el científico Francis Román Villatoro, publicó en su blog "El Cáncer es Único y Diferente en cada Paciente" que complementa el tema expuesto por María A.Blasco.
Fuente: El Huffington Post / Wikipedia
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