Foto: Corazón de Langendorff. (Crédito: Andreas Stampfl / ACSnano, American Chemical Society)
Ante la creciente demanda de nanopartículas artificiales por la medicina y la industria, es importante asegurarse de conocer bien cómo influyen estas partículas en las funciones corporales y en qué mecanismos intervienen, preguntas para las cuales todavía no hay respuestas detalladas.
Aunque los estudios sobre pacientes con problemas cardiacos han demostrado durante décadas que los materiales particulados tienen un efecto negativo en el sistema cardiovascular, todavía resultaba poco claro, hasta un estudio reciente, si las nanopartículas hacían daño directa o indirectamente, por ejemplo a través de procesos metabólicos o de reacciones inflamatorias. Las reacciones corporales son demasiado complejas para averiguar de modo fácil cuáles son los efectos exactos.
Usando lo que se conoce como Corazón de Langendorff (un corazón de roedor aislado, y con una solución nutritiva en lugar de sangre) unos científicos del Centro Helmholtz de Múnich y de la Universidad Técnica de la misma ciudad alemana, se han convertido en los primeros capaces de demostrar que las nanopartículas tienen un efecto claramente medible en el corazón. Cuando éste está expuesto a las nanopartículas artificiales de uso más común, reacciona a las de ciertas clases con un aumento de su ritmo, una arritmia cardiaca y valores de electrocardiograma (ECG) alterados, que son típicos de las enfermedades del corazón.
Enlace video: Latidos del Corazón http://youtu.be/JpxuZL7U6wE
Los investigadores usaron su modelo de corazón para comprobar los efectos en éste de las nanopartículas de dióxido de titanio y nanopartículas de otros tipos.
Las nanopartículas de dióxido de titanio acarreaban un aumento en el ritmo de los latidos del corazón de hasta un 15 por ciento, con valores de ECG alterados que no se normalizaron, ni siquiera después de que finalizó la exposición a las nanopartículas. Otros materiales produjeron resultados parecidos
Las nanopartículas de dióxido de titanio acarreaban un aumento en el ritmo de los latidos del corazón de hasta un 15 por ciento, con valores de ECG alterados que no se normalizaron, ni siquiera después de que finalizó la exposición a las nanopartículas. Otros materiales produjeron resultados parecidos
Según el equipo de Reinhard Niessner y Andreas Stampfl, es muy probable que un neurotransmisor, concretamente la noradrenalina, sea el mecanismo por el cual las nanopartículas aceleran el ritmo cardiaco. La noradrenalina es liberada por terminaciones nerviosas en la pared interna del corazón. Incrementa el ritmo cardiaco y también desempeña una función importante en el sistema nervioso central. Esto último hace temer que las nanopartículas también puedan tener efectos perjudiciales en el sistema nervioso central.
Copilado de: M. Luque SoloCiencia
Copilado de: M. Luque SoloCiencia
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