Recordar
la Historia del lugar en que vivimos, es necesario para que una zona, una época,
quede en la memoria de un país y no en el olvido.
Durante agosto de 1891, en el marco de
la Guerra Civil de 1891, se esperaba el desembarco del "Ejército
Constitucionalista" que era controlado por la Junta de Iquique.
Para ellos, era sabido que en el
ejército de José Manuel Balmaceda (Presidente
de Chile entre 1886 y1891) militaban cerca de treinta y cinco mil soldados; la
Junta, con su reducido ejército de diez mil hombres, no podía, con
probabilidades de éxito, emprender ataque contra tan numerosa fuerza.
De acuerdo con el autodenominado Comité
Revolucionario de Santiago, el que tenía por objetivo coordinar acciones
contra el gobierno de Balmaceda desde la capital, la Junta de Iquique resolvió
impedir la concentración del ejército presidencial (en rigor, Ejército de
Chile), en Santiago, operación que se creyó muy fácil, bastando para ello
cortar dos o tres puentes sobre ríos.
Los primeros intentos fueron fallidos
y, ante ello, Balmaceda ordenó custodiar permanentemente los puentes clave para
el acceso a la capital, con la orden de "dar bala a todo aquel que se
acercase al puente sin permiso".
El fracaso de estas empresas
consternó a los revolucionarios, pues en la medida que el Ejército de Chile se
pudiera concentrar con rapidez, el
Ejército Constitucionalista del
Congreso no sería un adversario capaz de derrotarlo en las provincias del Chile
central.
Por otra parte, la noticia de la
próxima llegada de los cruceros Presidente Pinto y Presidente
Errázuriz para integrar la Escuadra presidencial, quebraría la hasta
entonces indiscutida supremacía naval del Congreso.
En virtud de estas consideraciones,
la Junta de Iquique resolvió atacar cuanto antes a las fuerzas presidenciales
en el centro mismo de sus recursos; para lo que el Comité Revolucionario de
Santiago, decidió organizar la destrucción de puentes y telégrafos,
a fin de impedir la reunión y comunicaciones de los diferentes cuerpos del
Ejército balmacedista, en ese momento diseminados en varias provincias.
El 16 de agosto, el Comité Revolucionario de
Santiago convocó a algunos de sus miembros para dicha labor, poniéndose algunos
jóvenes inmediatamente en acción.
El plan consistía en cortar los
puentes de Maipo y Angostura, con lo cual se impediría la reunión de las divisiones del Ejército de Santiago y de Valparaíso con la de Concepción,
que en conjunto sumaban entre veintiséis mil a treinta mil hombres.
Con este fin, el 18 de agosto
numerosos jóvenes y artesanos comenzaban a hacer sus preparativos para
dirigirse al lugar llamado "Panul",
cercano al fundo de Lo Cañas (ubicado
en el sector precordillerano de la actual comuna de La Florida en Santiago), propiedad de Carlos Walker
Martínez uno de los miembros del Comité Revolucionario (Historia
de la hacienda de lo Cañas).
Debían ir en pequeñas partidas, por distintos
senderos siendo sobre todo los caminos extraviados o poco frecuentados. Ochenta
y cuatro fueron las personas que se reunieron en el sitio indicado, entre
jóvenes y artesanos.
Los líderes del grupo informaron al
administrador del fundo, Wenceslao Aránguiz, que habían señalado
como punto de reunión una casita de Panul, y que esperaban que él, por su
parte, no tendría en ello inconveniente. Aránguiz les dijo que no había tenido
la menor noticia del proyecto ni había recibido aviso alguno de don Carlos y
que no se atrevía a conceder una autorización que podía ocasionar perjuicios a
los intereses que le estaban confiados. Agregó que ese fundo, por ser del señor
Carlos Walker Martínez, debía estar
sujeto a especial espionaje y seguramente no era lugar más adecuado para
reuniones ocultas y de tanta gente. Mostrándole entonces cartas de la Junta
dirigidas a los opositores que poseían fundos cercanos a Paine para que
proporcionasen a la partida auxilio y recursos de todo género. En vista de
tales documentos, el señor Aránguiz al punto accedió gustoso a cuanto se le
pedía, recomendando prudencia y vigilancia.
Los jóvenes sólo habían tenido aviso de que subían fuerzas a
atacarlos. Pero se habían facilitado baqueanos a los militares balmacedistas, y
todos los caminos poco conocidos y arrancados estaban ocupados por fuerzas
enemigas.
Los Cazadores, Húsares de Colchagua, 8º de línea, artillería, policía
rural y secreta, formaban una especie de círculo para
cortar toda retirada. Los jóvenes se vieron obligados a hacer una débil
resistencia en grupos separados, y trataron de salir del círculo de fuerzas
enemigas que los envolvía.
Algunos cayeron muertos o heridos; otros, prisioneros; otros
lograron salir; otros se escondieron en los matorrales.
LA CRUZ DE LO CAÑAS (Primera cruz) antes del terremoto de 2010.
A las siete y media de la mañana fueron alineados delante de
una pared de la bodega. El señor Aránguiz llegó hasta allí casi arrastrándose,
llevado entre dos soldados: el día anterior lo habían torturado para arrancarle
declaraciones acerca de noticias y planes que ignoraba por completo. Todos
murieron con resignación y entereza. Soldados ebrios rociaron algunos cadáveres
con parafina, los revolvieron con tablas y les prendieron fuego.
La masacre es muy poco
recordada en la historia y solo se menciona en obras que tratan
profundamente la situación de la guerra civil de 1891.
Fuente: Archivo
Nacional / Wikipedia / et al.